Poblaciòn El LLano Despide a un Vecino que deja una Huella imborrable en la Historia de Los Vilos.

La historia de un pueblo no se escribe sólo en los libros de actas o en los monumentos de su plaza. Se teje, lenta y firmemente, en el devenir cotidiano de sus personas, en el rumor de sus pasos conocidos, en las sonrisas intercambiadas en el almacén y en las manos callosas que, con esfuerzo, ayudaron a levantar la comunidad. Son las raíces de estas familias las que, entrelazándose, dan continuidad al legado de los padres y abuelos, formando un tapiz vivo de memoria y pertenencia.
Por eso, cuando una de estas raíces se desprende, el suelo mismo del pueblo parece estremecerse. Es profundamente doloroso ver desde un ser querido, no solo por el vacío afectivo que deja, sino por la conciencia de que se va una lección de vida entera, una huella imborrable grabada a fuego lento en el corazón de la sociedad y, sobre todo, en su familia.
La Poblaciòn El Llano y todos Los Vilos contienen una respiración de pena y gratitud al despedir a uno de esos pilares silenciosos. Don Isaías Ramírez Aguilera, a sus 83 años, emprendió su viaje final tras una larga enfermedad, dejando tras de sí un ejemplo de servicio, trabajo y amor familiar.
Don Isaías era mucho más que un vecino conocido; era un pedazo vivo de la memoria local. Con las manos que primero empuñaron las herramientas de mestre, que luego sirvieron con dedicación como garzón en el Restaurant de don Mirko Vuletin, la Hostería COPEC y el Restaurant Costanera, construyeron con su laboriosidad el sustento para su gran familia: su amada esposa, María Luisa Barraza Varas, sus cinco hijos, diez nietos y dos bisnietos, quienes son el fruto más preciado de su legado.
Pero si hay una faceta que define el templo de su carácter, fue la de Bombero Voluntario. Entre 1955 y 1960, Don Isaías vistió el honorable uniforme de la Primera Compañía « Carlos Condell «, siendo uno de los más antiguos en quedar en la memoria del cuerpo. En una época de heroísmo sin aspavientos, tripuló el famoso » Carro Broadway «, un gigante de otra era equipado con escalas de madera y baldes de arena, listo para enfrentar el peligro con la valentía serena que caracteriza a los voluntarios. Esa llama de servicio no se apagó con los años; se transmitió, como la más preciada de las herencias, a su hijo, el Bombero Honorario Marco Ramírez Barraza, asegurando que el compromiso con la comunidad perdurara por otra generación más.
Don Isaías se va, pero no se olvida. Su eco permanece en el silbato de la compañía de bomberos, en las mesas que atendió con amabilidad, en las construcciones que ayudaron a erigir y, sobre todo, en los valores que inculcó en su extensa y unida familia.
Para honrar su partida, una misa por su eterno descanso se celebrará este lunes 15 de septiembre a las 11:00 de la mañana en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen de Los Vilos. Sus restos están siendo velados en la sede social frente a la Plaza de Población El Llano, donde amigos, compañeros y quienes lo conocieron tienen la oportunidad de darle el último adiós a un hombre que, con su simple y profunda huella, ayudó a construir la historia de nuestro pueblo.
Descanse en paz, Don Isaías. Su Broadwey ha llegado a su última estación, pero su viaje deja una estela de inspiración que nunca se borrará.